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EL PRIMER DÍA DE LOS CARNAVALES

Publicado: 2017-01-28

Ayer creíamos que el Perú era un país, incluso nos dijeron que tenía una Constitución Política, un Territorio Delimitado, una Economía Pujante y una Misa General. Poco a poco nos dimos de bruces con la realidad. Perú no es lo que nos enseñaron en el colegio. Perú no es un país, es una sequía que proclama incendios lejanos, un mapa inubicable con caminos empolvados de ilusiones que se resisten a marchitarse antes de tiempo, asma en los bronquios de la noche serrana, petróleo en los ríos que limpiaban nuestros cuerpos y que hoy ensucian la conciencia de los poderosos. Perú no es un país. Por las noches se precipita como un huayco en las postales, como un vómito de fuegos artificiales sobre un escuadrón antidisturbios. Pariente del silbido que precede la llegada de los perdigones, pastel de cumpleaños repartido en un bloqueo de carreteras, sangre seca manchando las pantallas del televisor y las páginas de los periódicos. Este país está hecho de patadas en el corazón de las campesinas, esas que hoy danzan, huaraca en mano, encima de sus lagunas invisibles. Este país es un perpetuo allanamiento, una extracción de oro turbio, una dictadura de lápidas en cada cuna. Qué más decir de este país de no contactados.


Y a pesar del dolor de tus espejos, Perú, a pesar de todas tus oscuridades nos estamos obligando a latir preguntas a plena luz del día, nos estamos obligando a recibir el canto de los pájaros como quien echa alcohol sobre las heridas, nos estamos obligando a mirarnos a los ojos por primera y última vez, descubriendo así que en nuestra mirada el miedo era una calle inexistente. Y si nos obligamos es porque nos soñamos, porque si hay algo incurable es esta utopía de abrazarnos a los árboles y gritar el nombre de quienes sin haber nacido ya nos interpelan. 
Perú, hemos venido siguiendo el perfume de tus sobrevivientes - tan ásperos, tan nuestros - pero cada uno de sus latidos nos ha dicho basta: ¡vacíen los vasos! ¡excedan los cauces! ¡desnuden la vida! Por eso estamos aquí, hechos una banda de demonios felices, listos para agotar los sudorosos placeres de tus travesías, el incansable sexo del agua que todo lo inunda, el fruto proscrito que hoy nos alimenta. Aquí estamos defendiendo esta húmeda alegría que nos trasciende. Un puñado de demonios crispando la realidad hasta el delirio. Ayer creíamos que el Perú era un país, incluso nos cantaron su olor a pólvora. Hoy no nos van a engañar. Perú no es un país, es el primer día de los carnavales. 

Escrito por

Guillermo Valdizán Guerrero

Precario aprendiz de brujo, celebrante, guamanpomista y a veces bellamarquino.


Publicado en

ALIASPERU

A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración (Oliverio Girondo).