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ABRIR LA CANCHA: PREOCUPACIONES SOBRE EL FORO INTERNACIONAL Y LA POLÍTICA NACIONAL DE CULTURA

Publicado: 2017-10-29


Quiero compartir algunas preocupaciones sobre el Foro Internacional de Cultura, no como evento en sí mismo sino como un paso estratégico en el marco de la elaboración de la Política Nacional de Cultura. Cabe mencionar que los siguientes puntos se han nutrido de conversaciones con amigos y amigas que también asistieron a dicho evento:  

1. El primer día el Ministro de Cultura planteó la orientación preliminar de la Política Nacional de Cultura (véase vídeo). Esta es una buena noticia pues nos permite posicionarnos frente a ella. Mencionó tres líneas: a) Ciudadanía intercultural, b) apropiación del patrimonio con énfasis en espacios públicos e c) industrias culturales. La prioridad apuntaba a la tercera, con un claro acercamiento al enfoque de la Economía Naranja, promocionada internacionalmente por el BID (véase vídeo). Este enfoque ha generado procesos de debilitamiento de mercados culturales nacionales, ha promovido la gentrificación en zonas urbanas y la desarticulación de encadenamientos productivos locales, apuntalando sólo las industrias culturales con demanda internacional (cine, turismo, etc.) en desigualdad de condiciones de competencia e intercambios entre los países que crean y los que consumen tecnología. La mejor manera de impulsar nuestras industrias culturales es desde la consolidación de un mercado nacional y sobre la base de encadenamientos regionales, promoviendo la ampliación y mejora de instituciones públicas de formación y de investigación interdisciplinaria, y mejorando las condiciones laborales de quienes participan en ellas. No se trata de apuntalar solo la demanda del mercado internacional de la cultura sino de saber qué queremos aportar a ese mercado y cómo fortalecer los intercambios a nivel local, regional y nacional prioritariamente. Nuestro sector ya es productivo pero precario y si aún no consolidamos un mercado más fuerte es porque falta apostar por una ecología de vínculos culturales productivos con énfasis nacional.

2. Es imposible impulsar una Política Nacional de Cultura sin creer en la gente. La participación ciudadana del sector cultura y de la ciudadanía en general debe ser medio y fin de este proceso. Luego de las mesas técnicas que se ha realizado por áreas del sector cultura, y en la cual han participado especialistas convocados directamente por el Ministerio, no existen otros mecanismos presenciales de participación hasta la fecha (se ha abierto un canal de recepción de propuestas vía Web). El Foro debió ser la oportunidad para recuperar esa confianza en la gente, presentando públicamente los avances de la política y poniéndolos a discusión. Sin embargo no se hizo. No fue diseñado como un espacio de intercambio de ideas sino de exposiciones. El objetivo político del Foro ha sido darle legitimidad al proceso de dicha política desde el protagonismo de los especialistas. A ello se suma que este Foro no ha rescatado experiencias peruanas exitosas de gestión pública en cultura (salvo un panel de exposición de tres casos actuales). Dicha ausencia nos lleva a interpretar dos cosas: vocación de hermetismo o vocación de génesis. En ningún caso ello es positivo para el resultado final. El Ministerio aún tiene la oportunidad de abrir la puerta, la amplia asistencia al Foro es un indicador de la voluntad de escuchar y también de ser escuchados y escuchadas. No perdamos esa confianza que es lo más importante para construir una Política Nacional de Cultura.

3. Una gran ausencia en esa orientación presentada por el Ministro es el enfoque territorial teniendo en cuenta el profundo e histórico centralismo del Estado peruano. Para llegar dignamente al Bicentenario necesitamos poner todos nuestros esfuerzos para retomar los procesos de descentralización. En el sector cultura esto es fundamental ya que más del 70% de la infraestructura cultural está en Lima y que hasta el 2015 casi el 80% del presupuesto del sector estaba centralizado en el Ministerio de Cultura (los gobiernos regionales tenían casi el 1% y el resto iba para todos los municipios del país). Estos son sólo algunos pocos datos que grafican el drama del centralismo, pero el problema es mucho más complejo. Es por ello necesario que la Política Nacional de Cultura tenga como pilar un enfoque territorial, con políticas específicas para cada territorio, articulaciones macrorregionales y afianzamiento nacional. Sin este punto no será posible (y diría que tampoco será deseable) contar con una política nacional. El compromiso con la interculturalidad pasa sí o sí por asumir políticas regionales pues las dinámicas de intercambios, producción, acceso y consumo son altamente heterogéneas, así como la presencia territorial del Estado, y específicamente del Ministerio de Cultura.

Considero importante compartir estas insuficientes observaciones a título personal. Sin embargo es más importante aún recordar que existen voluntades colectivas y vigilantes en todo el Perú que tenemos derecho a participar en este proceso y es justo que seamos escuchados. Nos une la apuesta por hacer de nuestras culturas el eje principal del florecimiento espiritual y material de nuestro país. Estamos a tiempo de abrir la cancha y fortalecer juntos y juntas el proceso de construcción de la Política Nacional de Cultura.


Escrito por

Guillermo Valdizán Guerrero

Precario aprendiz de brujo, celebrante, guamanpomista y a veces bellamarquino.


Publicado en

ALIASPERU

A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración (Oliverio Girondo).