EL LOBBY DE LAS GRANDES EMPRESAS CONTRA NUESTROS DERECHOS CULTURALES
Desde hace un año un conjunto de personas y organizaciones impulsamos la campaña #MásCulturaMásPerú exigiendo que el Estado invierta no menos del 1% en cultura. Mientras tanto en el Congreso de la República la bancada mayoritaria ha aprobado ya 4 leyes que otorgan beneficios y exoneraciones tributarios a grandes empresas (incluido LATAM). Y lo peor es que se vienen 6 proyectos de ley de las mismas características en camino.
En los cálculos más pesimistas el Estado estaría dejando de recaudar S/. 20,523 millones, equivalente al 15% del presupuesto nacional del presente año. El lobby de los grandes empresarios marca las prioridades del Estado en desmedro de nuestros derechos culturales. Si estas empresas pagaran lo que les corresponde no sólo tendríamos un 1% para el sector cultura sino para salud, educación, vivienda, agricultura, etc. Pero sobre este tema no se indignan los opinólogos que hace unos meses acusaban de estatismo el proyecto de ley de cine y audiovisual.
Además se está planteando un pedido de facultades legislativas por parte del Ejecutivo que busca: "rediseñar y repotenciar el sistema tributario del país para frenar la elusión y la evasión fiscal" y "crear un sistema sostenible de prevención de desastres". No obstante el forado a las arcas públicas que las leyes y proyectos de leyes estarían dejando no son competencia de este pedido de facultades legislativas. Esto implica dos cosas: 1) un choque entre la necesidad de incremento de la presión fiscal por parte del Ejecutivo y una política de beneficios tributarios por parte del fujimorismo; 2) en la medida que ello no afecta a las grandes empresas el fujimorismo ya ha planteado que dará luz verde a dicho pedido.
El Ministerio de Cultura ha presentado para el 2018 un proyecto de presupuesto para todo el sector cultura que no llega al 0.4% y si no estamos vigilantes podría reducirse. Este no es un problema económico sino político. El modelo "neoliberal a la peruana", sostenido por su correlación de fuerzas (en la cual el Ejecutivo y fujimorismo del Congreso son apenas las caras visibles) no es compatible con una mayor inversión pública en cultura, a menos que sea en su lógica mercantil. Queda articular fuerzas políticas, sociales y culturales para defender y celebrar nuestros derechos culturales. Aquí nadie se rinde.
(Basado en información del Semanario "Hildebrandt en sus Trece" N° 371., específicamente en los artículos de Américo Zambrano y Eloy Marchán).