ELECCIONES 2021: URGE SUPERAR LA DIVISIÓN ENTRE POLÍTICA Y ECONOMÍA
1. Desde los 80s, y sobre todo en los 90s, se acuñó la figura del individuo "pobre" en las políticas sociales. Antes la pobreza se comprendía inserta en los sectores productivos, específicamente en la dificultad de incorporar mano de obra y redistribuir riqueza. Con la llegada del neoliberalismo y sus políticas sociales, caracterizadas por el enfoque "inclusivo" y "focalizado", se cambió la figura a la del individuo que por sus propios medios no llega a incluirse en el esquema de "chorreo económico", priorizando el indicador de "pobreza monetaria". Queda fuera el debate sobre el esquema productivo (más del 70% de trabajadores son precarizados terceros del sector servicios) y el debate sobre el tipo de modelo económico (en cambio se posiciona el debate sobre la "informalidad").
2. A partir de ello hay un cambio en el imaginario colectivo sobre la relación con el Estado y se arraigan ideas como: "los servicios del Estado son para los pobres", "los servicios públicos son de pésima calidad, los servicios privados son de buena calidad". Así la relación con el Estado es absorbida por la lógica privada de prestación de servicio, que van desde "yo pago mis impuestos por un buen servicio y sino cambio de proveedor", o peor aún "depender del Estado es ser un parásito". Los derechos son concebidos como mercancías en una lógica de mercado. Este imaginario se sustenta por las condiciones materiales antes mencionadas y refuerza la degradación de "lo público", específicamente las políticas sociales de enfoque universal.
3. A su vez, esa idealización de mercado está distorsionada por el esquema imperante de monopolios y oligopolios que rigen la economía peruana en campos estratégicos como la banca, minería, sector salud, medios de comunicación, entre otras. A ello se suma que estos monopolios y oligopolios articulan las economías formales con las "informales" y las ilegales (es decir su condición de éxito deviene en mantener la ya citada precariedad), y con esa fortaleza mantienen su hegemonía en la conducción económica del Estado, lo que Francisco Durand a llamado "la captura del Estado" por parte de los poderes fácticos. Lo que podemos observar no es la efectividad de lo privado frente a lo público, sino la voluntad de degradar lo público a favor de intereses privados. De aquí que los poderes fácticos son los verdaderos parásitos que viven del Estado.
4. Esas condiciones materiales, institucionales e imaginarias se activan en las campañas electorales desde sus dimensión emocional. El Estado "ineficiente, de baja calidad, de funcionarios argolleros y corruptos" es el argumento que explica la desprotección y la precariedad, no el argumento de la "captura del Estado" por parte de los poderes fácticos. Ante ello se pide reducir el Estado, eliminar ministerios y programas sociales, encarcelar funcionarios y librar trabas burocráticas para "combatir la corrupción". Evidentemente este planteamiento tiene asidero en experiencias concretas, pero, como hemos visto, no responden al problema de fondo. Necesitamos superar la precarización de la vida, que tiene un eje vital en las condiciones laborales y productivas, así como fortalecer el enfoque universal de las políticas sociales desde un Estado más eficiente y menos corrupto. Pero ello no se podrá hacer sin cambiar las reglas de juego económicas porque ahí reside el poder político de los actuales monopolios y oligopolios que "gobiernan a fondo".
5. Cuando dividimos el problema del desempeño del Estado y el modelo económico, perdemos de vista el rol político de los poderes fácticos. En estas elecciones, salvo la izquierda (Juntos por el Perú, Frente Amplio, Perú Libre), todos los partidos se sustentan en esta división y por eso buscan impedir una Nueva Constitución, con otras reglas en el plano económico. Desde esa división buscan encarnar lo exitoso del modelo (el gerente millonario, el economista internacional, la heredera de la dictadura, el tecnócrata). Por eso, para afirmar una salida democrática ante la crisis urge cambios de fondo que articulen ambas dimensiones actualmente escindidas por intereses particulares. A eso nos referimos cuando decimos "Vamos a cambiarlo todo". Vamos #JuntosPorElPerú.