ya acabó su novela

Foto de Raúl méndez

EN LA MEMORIA DE NUESTROS BARRIOS HAY FUTURO

Publicado: 2021-12-21

Perú está viviendo el doloroso tránsito de la rasgadura del neoliberalismo inaugurado a sangre y fuego por Fujimori a un proceso revoltoso de cambios con sabor popular, en medio de una crisis que ha provocado en los poderes constituidos y sus instituciones un envejecimiento acelerado. Ello ha despertado un miedo en las castas privilegiadas ante la amenaza de perder sus privilegios, exacerbando su conservadurismo, inclinándose a la violencia fascista y celebrando públicamente su pasión por la desigualdad en defensa nostálgica de este sistema rasgado, siendo Lima el epicentro de este odio.

Por el lado plebeyo, aunque con profundas contradicciones, se ha expresado una voluntad democrática, identitaria y redistributiva, principalmente del Centro y Sur del país, pero también en los sectores populares de Lima; de relativamente nuevos movimientos sociales arraigados en territorios de conflicto por el avance de capitales transnacionales y el abandono estatal, articulados por tradiciones organizativas y la reivindicación de sus identidades culturales que han dado solvencia en los momentos más ásperos de este proceso de cambios.

¿De dónde provienen la solvencia del lado plebeyo en una ciudad como Lima?, ¿existe una trayectoria del desborde popular y el pánico derechista más allá del presente? Lima, ombligo del virreinato, la república aristocrática y la república lobbysta; históricamente ha sido objeto del asedio de conspiraciones independentistas, revueltas obreras y torrenciales migraciones. A mediados del siglo XX la capital del país fue escenario de poderosas fundaciones que cambiaron su fisonomía para siempre. Ante las crecientes migraciones del campo a la ciudad, se empiezan a formar las entonces llamadas “barriadas”, fermento de los barrios y distritos populares de la ciudad. Familias de diversas regiones se organizaron para luchar por un terreno, servicios básicos y derechos, al mismo tiempo que celebraban sus creencias, festividades y expresiones artísticas, conquistando su ciudadanía desde un protagonismo colectivo.

Es así que, a lo largo de la década del sesenta, hace más de medio siglo, se crean de distritos como Comas, Independencia, El Agustino, Villa El Salvador, Villa María del Triunfo, entre otros, presionando al Estado que no tuvo una respuesta planificada de carácter urbano. En este proceso, a punta de asambleas, faenas, actividades pro fondos, marchas y actos culturales se consolidaron organizaciones sociales y culturales que atendían distintos problemas e iniciativas: comités vecinales, asociaciones de padres y madres de familia, vasos de leche, comedores populares, grupos deportivos, centros de salud, asociaciones de migrantes, centros culturales, la federación de pueblos jóvenes y urbanizaciones populares, organizaciones de mujeres, entre muchos otros.

Por ello no es coincidencia que este mismo año del Bicentenario de la Independencia del Perú emerjan otras memorias no oficiales, memorias plebeyas desde las entrañas de nuestros barrios y distritos, desde la voz y la mirada de quienes han sido protagonistas de esa épica, sin intermediarios ni filtros. Como usualmente sucede, es el campo sensible de las artes que visiona con mayor nitidez esas hondas fibras, olvidadas o subterráneas ante el día a día de una ciudad construida en los últimos treinta años al calor de la caótica prédica neoliberal. Son las artes que revitalizan y compaginan esas fibras con el día vigente. Ejemplos de ese florecimiento son las exposiciones fotográficas “Crónicas Visuales de FITECA” (La Gran Marcha de los Muñecones y la Comunidad FITECA), realizada al aire libre en la Plaza Central de Comas en el marco de la celebración de los 20 años de esa poderosa fiesta, y “El Agustino: Medio Siglo de Historia” (Rosa Villafuerte y un vital equipo de gestoras, en el que participo), proyecto que se inaugura en enero de 2022 y recorrerá lugares emblemáticos de dicho distrito. Asimismo, este 2021 el distrito de Villa El Salvador celebró cinco décadas de creación con la propuesta “50 murales por los 50 años de VES” (Repercuta Percusión Danza).

En estos tres proyectos la historia de las luchas y celebraciones populares por la conquista de derechos se cuenta en primera persona. Sus principales protagonistas nos invitan a recuperar acontecimientos, procesos, personajes y estrategias comunitarias basadas en prácticas solidarias y gozos compartidos de generación en generación, haciendo visible a las organizaciones que han ejercido otras formas de democracia, rebasando la desidia y estrechez del mercado y el Estado, así como otras formas de producción y reciprocidad. Las imágenes de estos proyectos logran alejarse del documento y dan la contextura de una memoria viva.

En el momento histórico que atravesamos como país todos los esfuerzos por atizar las memorias de esas fundaciones populares adquieren sentido de urgencia. La crisis actual es un terreno fértil para imaginar y ensayar otras formas de convivencia, sobre la base de la recuperación de una memoria histórica desde abajo. Disputar lo evidente es recordar que las luchas de ayer son los derechos de hoy, que la fuerza para los cambios de fondo surge de una voluntad organizada y emocionada, lejos del nocivo individualismo del “sálvese quien pueda”. Proyectos artísticos como los mencionados nos ayudan a trenzar esos capítulos en una mirada intergeneracional que sustente la construcción de otra democracia, participativa y popular, en el corto y largo horizonte. También evidencia la necesidad de una política nacional de memoria donde las luchas populares tengan un protagonismo y que pueda ser impulsada desde el mismo Ministerio de Cultura(s) hasta la Municipalidad de Lima y las municipalidades distritales. Buena cosecha que nos recuerda que en la memoria de nuestros barrios hay futuro, solo necesitamos atrevernos a reencontrarnos con nuestra propia historia.


Escrito por

Guillermo Valdizán Guerrero

Precario aprendiz de brujo, celebrante, guamanpomista y a veces bellamarquino.


Publicado en

ALIASPERU

A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración (Oliverio Girondo).