ya acabó su novela

RUNRUN Y LA VENGANZA DE LAS COMETAS SIN ESTADO

Publicado: 2022-08-26

Subimos a la punta del Cerro El Agustino con Run Run y la manchaza de los sueños. Había cometeada y desde temprano la chibolitud se empeñó en diseñar cometas intergalácticas, otras tenían forma de rompecabezas, una era la cabeza sonriente de un gato negro y así con todo lo que pudieron reciclar las armaron. Ya arriba unas volaron y otras intentaron. El viento, como el país, andaba sin certezas, a veces alza vuelo sobre las cometas, a veces las dejaba caer. Ni la pericia de los más avezados cometeantes podía sortear la incertidumbre.

Parado sobre el madero de la Cruz de Mayo que coronaba el cerro, Run Run me mostró su cometa. “Aquí la tienes, totalmente aerodinámica y tiene su colita de colores”. Le eché ojo por todos lados y por más que buscaba otra cosa lo único que veía eran una colección de agujeros parchados a la mala. Viendo mi cara de limón chupado me dijo “¿No lo ves? Hice mi cometa en forma de Estado peruano. Vuela hacia abajo cuando el viento sopla hacia arriba y los agujeros son sus cinco poderes: Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Medios Masivos y Confiep. Primero la forré con retazos de la Constitución, pero se paraba rompiendo así que conseguí dólares falsos y los pegué con petróleo. Ahí sí quedó”. Recién pude verla con claridad, aunque sinceramente me quedaban muchas dudas. “¡Ah! y el pabilo es el Ministerio de Cultura”. “Oye, pero si no tiene pabilo” le dije. Hubo un silencio incómodo.

Las cometas remontaban en su antigua querella con el viento. Samantha se acercó a Run Run y le increpó “Oye, tu remedo de cometa no tiene cómo volar, ni siquiera tiene pabilo”. “Sí, sí, ya lo sé”. “Entonces para qué sirve” repreguntó. “Ahí está el detalle. La inventé para asustar. Ahorita mismo la alzaremos, como a Simba en El Rey León, y apuntaremos directamente a esos distritos pitucos, que creen que tienen Estado. Así les mostramos su propia imagen ¡Quedarán espantados! Seguro creerán que bajaremos de los cerros para quitarles sus propiedades”. ¡Qué plan tan escalofriante! Debo reconocer que Run Run era un zorrito con más vicios que virtudes y que andaba más chueco que derecho, pero eso sí ¡Siempre tuvo conciencia de clase siempre tuvo!

Al costado estaba El Rorro, un chancho con anemia espiritual, que luego de escuchar toda la conversación nos increpó “Sarta de resentidos, por culpa de ustedes el país no progresa. Dejen de quejarse, de fomentar el odio ¡El pobre es pobre porque quiere!”. Se arremolinó la mancha de puro picones. Empujones por aquí y por allá, pero inmediatamente Run Run resolvió la trifulca “De pueblo a pueblo no debemos pelear. El Rorro anda chambeando en la campaña de otro chancho (ese sí tiene plata) para mantener a su familia. Que otro le tire la primera piedra. Aquí lo que necesitamos es recordar que si existen ricos en el Perú no es por mérito propio sino por haber depredado a nuestra Pachita, por rematar nuestros recursos, por malbaratear nuestro trabajo, por quitarnos derechos. Aquí el pobre es pobre porque el rico es rico y si no cambiamos eso de raíz seguirán robándonos la vida y el futuro de nuestros hijos. Así que sigamos jugando cometas hasta que logremos cambiar el curso del viento”. La vaina acabó en un abrazo comunitario, incluido el Rorro.

Empezaba a oscurecer. Desde lo alto Lima, la gris, tornasoleaba en naranjas, violetas y azules. Mientras descendíamos por inhóspitas escaleras sonaban los huaynos a todo volumen por la ventana de las casas. Una vecina nos invitó un poco de agua. “Ustedes son los que estaba arriba volando cometas, ¿verdad?”. Asentimos y le contamos cómo las hicimos y las peripecias del día. La vecina nos tomó de la mano y mirándonos a los ojos nos agradeció “Cuando era niña mi abuelo me enseñó a hacer cometas y jugar con ellas. Cuando falleció pensé que mi abuelo me saludaba en cada cometa que veía. Ahora que los vi a ustedes arriba hasta me pareció verlo sonreír”. Le agradecimos por el agua y la conversación. Seguimos descendiendo, mientras pensábamos que el futuro ya había llegado hace rato.


Guillermo Valdizán Guerrero

26 de agosto, 2022


Escrito por

Guillermo Valdizán Guerrero

Precario aprendiz de brujo, celebrante, guamanpomista y a veces bellamarquino.


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ALIASPERU

A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración (Oliverio Girondo).